Una de las dudas más frecuentes entre quienes enfrentan un proceso judicial es cuánto tarda un juicio civil. Y la respuesta, aunque varía según múltiples factores, suele ser: más de lo que nos gustaría. En este post te explicamos los plazos aproximados, qué puede influir en su duración y cómo gestionar mejor los tiempos del proceso.
Un juicio civil es aquel que resuelve conflictos entre particulares o empresas. No implica delitos, sino reclamaciones de tipo patrimonial, contractual o familiar. Por ejemplo: impagos, indemnizaciones, incumplimientos de contrato, herencias o disputas vecinales. El procedimiento puede ser ordinario, verbal o monitorio, y cada uno tiene sus propios plazos.
El juicio ordinario es el procedimiento más completo y, por tanto, el más largo. Se utiliza cuando la cuantía reclamada supera los 6.000 €, o si el caso exige mayor complejidad, como en temas de propiedad, cláusulas abusivas o responsabilidad civil.
En general, un juicio ordinario puede durar entre 12 y 24 meses desde la demanda hasta la sentencia. Pero en juzgados colapsados o con apelaciones posteriores, el proceso puede alargarse aún más.
El procedimiento verbal se aplica a reclamaciones de menor cuantía o más simples (menos de 6.000 €). Suele ser más ágil, ya que puede resolverse en una sola vista oral.
En condiciones normales, un juicio verbal puede resolverse en 6 a 12 meses. Aun así, el volumen de trabajo del juzgado, la colaboración de las partes y la disponibilidad de agenda para la vista pueden retrasarlo.
Además del tipo de procedimiento, hay otros factores que pueden acelerar o ralentizar el juicio:
Una vez dictada la sentencia, la parte ganadora puede iniciar la ejecución si la otra parte no cumple voluntariamente. Este trámite, que implica embargos o requerimientos judiciales, puede tardar entre 6 y 12 meses adicionales, dependiendo de la complejidad y del tipo de bienes a embargar.
Si bien no se puede controlar todo el proceso, sí es posible reducir tiempos con algunas buenas prácticas:
Muchas personas se desaniman por la duración de estos procedimientos. Sin embargo, cuando se trata de cantidades importantes o de defender derechos relevantes, un juicio civil bien planteado puede ser la vía más efectiva para resolver el conflicto. Contar con asesoramiento jurídico desde el primer momento es clave para tomar la mejor decisión y no perder tiempo ni recursos.